Tuesday, October 18, 2005

LA DESOLACIÓN DEL REINO


"...los soldados y caballeros (...) somos ministros de Dios en la tierra y brazos por quien se ejecuta en ella la justicia"

(M. de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, I, 13)

En Eschenbach el eremita Trevrizrent narra a Parsifal la historia de Anfortas. El tal Anfortas fue rey del Grial por descendencia directa , hermano del mismo Trevrizent y tío de Parsifal, siendo hermano de su madre Herzeloyde "clara como el sol".

Anfortas, valeroso caballero, tenía como grito de guerra Amor "Grito que -advierte Trevrizrent- no se condice bien con la humildad". Él se había enamorado de la dama Orgeluse ("Orgullosa") de Logroy, "Pero un rey del Grial que ansíe un amor distinto del que le ofrece la inscripción , sufrirá tormento, desaliento y dolor".

Según la ley, el rey ha de desposar a una mujer pura. Un día, mientras Anfortas cabalga en busca de aventuras, "ansias de amor lo impulsaban", fue herido en la ingle por un caballero pagano natural de una ciudad situada a orillas del Tigris, río que, según una tradición difundida en la Edad Media, nace en el paraíso terrestre .

La herida del rey parecía incurable, pues la lanza con que el pagano lo había herido, y que llevaba inscrito en la punta el nombre del Grial, estaba impregnada de un misterioso veneno ardiente que impedía que la herida cicatrizara y que se volvía muy activo bajo el signo del planeta Saturno.

Anfortas languidecía sin cesar pero no moría, porque la virtud del Grial lo mantenía vivo, si bien en medio de sufrimientos atroces. Éstos acabarían cuando llegara a la sede del Grial el héroe victorioso que, planteando al rey herido la pregunta sobre la causa de la desgracia que le había ocurrido, lo curaría al instante poniendo fin, de paso, a la desolación del Reino. Aquél sería, a su vez, el nuevo Rey del Grial.

La culpa de Anfortas aparece esencialmente como una lesión a la castitas, un sucumbir al orgullo que contamina sus actos supeditando a fines egoístas el resultado de sus empresas.

El grito de guerra Amor expresa, según el juicio del eremita, un valor negativo: la pasión manchada por la ambición y el orgullo, poder venenoso y ardiente que paraliza e impide la generación espiritual.

San Bernardo de Claraval en su Elogio de la nueva milicia, dirigido a los caballeros del Templo, advierte a la "milicia secular" de la grave culpa en la que caen aquéllos que no combaten sólo por la gloria del Reino de Dios: "Pues de ordinario lo que suele inducir a la guerra -a no ser en vuestro caso- hasta provocar el combate es siempre pasión de iras incontroladas, el afán de vanagloria o la avaricia de conquistar territorios ajenos. Y estos motivos no son suficientes para poder matar o exponerse a la muerte con una conciencia tranquila" . La advertencia de San Bernardo está dirigida a la Caballería terrestre, pero adquiere un valor absoluto y pleno de sentido cuando se refiere a la Caballería Celeste en la que la práctica de la castitas , entendida sobre todo como un des-condicionamiento de aquello que ata al individuo a los sentidos, es norma constante. El grito de guerra de los Templarios, que en Eschenbach se presentan como defensores de la Sede del Grial, era "¡Viva Dios, Santo Amor!".

Se trata, evidentemente, de un Amor entendido como Potencia que eleva al héroe puro al triunfo, mientras que el de Anfortas es el amor traicionado que abate y hiere. La Dama Orgeluse es la personificación de la potencia que impide ser rey o bloquea el ejercicio espiritual del Poder: Anfortas ha sido herido, en realidad, en la zona de la procreación, ha perdido por tanto la capacidad de generar. Téngase presente la etimología latina de imperium, que es "el impulso creativo y vital" (de in + paro), poder que se transmite del rex a la societas entera cubriendo el campo de lo visible y de lo invisible . Se tendrá entonces el sentido exacto tanto de aquello que el "golpe doloroso" significa, cuanto de aquello que se expresa metafóricamente como "incapacidad para generar".

El orgullo impide el ejercicio legítimo del imperium, y de todo poder espiritual. A consecuencia de ello el Reino se vuelve árido y decae. Es el motivo de la Tierra Baldía (o Desolada) o Terre Gaste: en la Quête du Saint Graal la tía de Parsifal es definida "reina de la tierra desolada". El castillo del Grial a menudo surge al centro de la Tierra Baldía, que guarda siempre estrechísima relación con la enfermedad del rey, cuya consecuencia es la desolación.

Quien provoca la herida de Anfortas es la personificación simbólica de un Poder que proviene del río del Paraíso Terrestre (el "pagano" que viene del Tigris). La lesión de la castitas hace que el poder proveniente del Centro Primordial -el Edén, que equivale al simbolismo de la Isla Blanca-, Centro que es el fundamento del poder imperial, se subleve contra aquél que no supo manejarla y dirigirla y lo trastorne (la "herida"). Los latinos llamaron a esta fuerza trascendente auctoritas y a aquél que con ella era investido, augustus.

En Eschenbach basta que Parsifal, tras alcanzar la Sede del Grial, haga la pregunta del porqué de la herida para que Anfortas sane inmediatamente asumiendo una belleza sobrehumana y la renovatio se cumpla.

En otras versiones del mito la herida del Golpe Doloroso se cura usando la lanza del Grial: la misma lanza que hiere, cura .

La paz final, que es pax triumphalis en sentido latino -conseguida a través del combate y la victoria- se propiciará precisamente a través de la lanza que empuña el héroe restaurador del Reino: "la pés sera par ceste lance" , "la paz vendrá por medio de esta lanza".

En el Grand Saint Grail la lanche aventureuse hiere a quien se atreve a contemplar de cerca el Grial sin poseer la necesaria aptitud interior. Antes bien, desde el momento en que a causa de la decadencia se impone una restauración, se dice en el texto que al acometerla "los verdaderos Caballeros se distinguirán de los falsos caballeros, la caballería terrestre se convertirá en Caballería Celeste" .

He aquí indicado el camino para una efectiva renovatio: es preciso que la Caballería, vía de acción y testimonio de justicia, se transforme en lucha y victoria interiores, es decir en Caballería Celeste. En ella, trayendo a colación las palabras de Trevrizent, "ya no se trata de matar a los enemigos con la fuerza del valor, sino que se trata de cosas del espíritu". El solo combate contra enemigos físicos, siempre que no se agote en el simple enfrentamiento material, puede permitir al héroe el acceso a las regiones del Ser destinadas a aquéllos que, siguiendo la vía de la recta acción, lleguen al holocausto de la mors triumphalis. Sin embargo la simple acción, aunque recta, no puede en modo alguno abrir por sí sola la vía a la contemplación del Grial. Éste es el sentido propiamente sapiencial de la narración que puede confrontarse -sin necesariamente invocar la teoría del préstamo cultural- con los análogos conceptos islámicos de "pequeña" y "gran Guerra Santa".

Al Grial se accede a través del valor unido al Conocimiento. Se trata de llegar a una transformación del propio ser, y para obrar tal transformación hace falta poseer, además de la recta voluntad, la íntima e innata calificación. Ésta puede sintetizarse acaso con tres palabras: "reciedumbre", firmitas, frente a las fuerzas del instinto; "fe", fides, en relación a Dios; y "piedad", pietas, en la observancia de los preceptos religiosos. Tal calificación puede descubrirse en uno, puede despertarse, pero no se crea de la nada: uno la posee o no la posee, en cuyo caso pertenece a la categoría de los que no pueden llegar al Misterio porque a tal "no han sido llamados por el mismo Grial".

Se trata, en otras palabras, de una verdadera y propia "memoria de la sangre": Memoire-du-sangc se llama a la vaina de la espada de David que se halla en la nave encantada de Salomón . Se trata de la realización de la Sangre Real en quien efectúa la Búsqueda. La Sangre del Rey de Reyes contenida en el Grial se convierte en la sangre de quien ha realizado victoriosamente la Búsqueda.

Empuñar la espada y desenvainarla es desnudar al hombre espiritual -entendido como vir- de su humanitas, del humus de su condición terrestre.

Objetivo de la Búsqueda no es tan sólo obtener el Grial (alcanzar el Conocimiento por la vía de la Caballería Celeste) sino restaurar el Imperio. "Plantear la pregunta" equivale a adquirir un poder espiritual que permite traducir el fruto de la Victoria en acción iluminada y ordenadora del mundo.

Maldito es aquél que, acabada la Búsqueda, no ha hecho la pregunta que puede curar al Rey postrado y hacer florecer la Tierra Baldía del Imperio. En otras palabras: vana y contra natura es toda ascesis que se reduzca a un goce intimista, a una huida del mundo que no sea la necesaria preparación para un retorno benéfico y transformador en el mundo con la plegaria o con la presencia en primera persona: "Estad en el mundo pero no seáis del mundo", según las palabras del Cristo.

Cinco son las consecuencias de la Búsqueda victoriosa y de la pregunta planteada:

1) Abolición del Golpe Doloroso.
2) Curación del Rey Pescador o Rey desventurado.
3) Sucesión del Rey por el héroe victorioso.
4) Florecimiento de la Tierra Baldía.
5) Restauración plena de la Soberanía en la persona del Héroe del Grial.

Semejante al motivo de la Tierra Baldía es el del Árbol Seco que se halla en regiones maravillosas, sea en el país del Gran Khan, emperador de los Tártaros, sea en el misterioso Reino del Preste Juan que, como se verá más adelante, desempeña el papel de Centro del Mundo y Sede del Poder universal. Es interesante notar que Eschenbach hace del Preste Juan hijo de la Dama del Grial Repanse-de-Schoye: "En la India, ella dio a luz un hijo a quien pusieron por nombre Juan. Y lo llamaron Preste Juan" (Parsifal 822).

Marco Polo, hablando del país de los Tártaros, escribe: "Hay una vastísima llanura en la que está el Árbol Solque, Arbre Solque, que nosotros llamamos Árbol Seco".

Solque, interpretado según una raíz árabe, quiere decir "vasto", "alto", "durable". En este caso trátase más bien del Árbol del Sol, Arbor Solis, o del Árbol de Set, Arbor Set, el árbol nacido de un vástago que Set cogió del Árbol Central del Edén. El Arbre Solque de Marco Polo parece poseer las características esenciales del Eje del Mundo o Árbol Cósmico, tal como aparece en distintas tradiciones. El significado de "alto", "durable" puede confrontarse, por ejemplo, con lo que enseña la tradición germánica a propósito del Yggdrasil, o Fresno del Mundo -literalmente "Corcel del Terrible", o sea de Odín- en cuya cumbre se posa un águila, símbolo imperial que encontramos asociado al Reino del Preste Juan:

"Sé que existe un fresno llamado Yggdrasil
un alto árbol cubierto de blanca escarcha:
de allí viene el rocío que cae sobre los valles
y siempre verde está próximo a la fuente de Urdhr" .

Es probable que la designación de Árbol Seco, en la Edad Media, tenga su origen en una aproximación fonética entre Solque y sec. Lo que importa resaltar es que este Árbol, que cumple la función de Eje del Mundo, está estrechamente vinculado al poder real.

En otro documento medieval se dice que en el país de los Tártaros existe un Árbol Seco, Arbor arida, en que se cuelga el escudo de aquel rey o señor que llega a imponerse sobre los demás soberanos. Cuando tal cosa sucede -el "imponerse" no debe entenderse en sentido puramente material- dicho señor recibe honores de señor universal .

Recuérdese que Alejandro Magno, tras conquistar el Imperio, una vez que hubo cruzado la India, que ya Hércules y Dioniso habían recorrido, alcanzó la Fuente de la Juventud y los Árboles del Sol y de la Luna que anunciaron su destino y confirmaron su poder .

Otro contexto similar que funda míticamente la relación entre realeza divina y Árbol Cósmico, el mito de Rómulo y Remo, refiere que la cesta en que yacen los futuros fundadores de la Urbe se enreda, llevada por las aguas del río sagrado, en las raíces de una higuera, llamada ficus ruminalis. El higo cumple en la India y en Roma el papel de axis mundi: su savia es comparada simbólicamente con la Potencia universal . No lejos del ficus ruminalis estaba la fuente sagrada del dios Pan.

El Eje del Mundo es centro y origen no sólo del Poder Real sino también del Poder Sacerdotal, en la medida que ambos son manifestación de un único Poder en un doble dominio -el político y el religioso, el de la justicia y el del rito- que en el estado primordial se hallan concentrados en una única persona, la del rex-sacerdos.

El simbolismo del Sol y de la Luna se refiere a la adquisición de la condición "andrógina" primordial.

El cetro real es la imagen del axis mundi. En las formas más arcaicas, estaba hecho de la madera de una lanza y en Roma era llamado hasta. Acaso no deja de ser significativo el hecho de que las astas de las lanzas se hicieran normalmente de fresno y que, al menos en ciertas tradiciones, el fresno fuera el Árbol del Mundo.

La lanza, bajo la forma de vexillum, es en la Edad Media el símbolo por excelencia del Imperio. Por tanto el cetro califica al soberano como detentor de un Poder que trasciende a su persona y declara su función de "heraldo del Dios". Al mismo tiempo sanciona el origen divino de la ley en tanto manifestación de la Norma eterna entre los hombres.

Refiriéndonos a la estrecha analogía entre cetro-lanza y Eje del Mundo, podemos tratar de penetrar en el sentido recóndito de la Lanza del Grial, símbolo de dominio universal.

Ya en el Mabinogion celta, aperece una lanza "extraordinariamente grande" de la que brotan tres flujos de sangre y acerca de la cual el héroe Peredur debe "plantear la pregunta". No habiéndola planteado, es decir no habiendo preguntado por qué sangra la lanza, Peredur es maldecido y no tendrá paz hasta que haya resuelto el misterio de la lanza. Usando la lanza ensangrentada, Peredur, aliado con el rey Arturo, extermina a las mujeres hechizadas que con la misma lanza habían herido a un rey y dado muerte al hijo de éste. Cobrada la venganza, el rey recupera el uso de las piernas y el reino vuelve a florecer . Las mujeres hechizadas son las mismas que habían instruido a Peredur sobre el camino de la Caballería y que se sabían destinadas a que él las matara.

También en este caso, como en el episodio de Anfortas, se trata del dominio de potencias sobrenaturales (las "mujeres") que, de ser doblegadas, otorgan prosperidad y grandeza o, caso contrario, provocan heridas letales y aun la muerte.

En muchas narraciones la lanza que hiere es a un tiempo la lanza que cura, por la virtud de la sangre que de ella brota.

En el Diu Crône de Heinrich von dem Turlin el rey se alimenta de la sangre que derrama la lanza. Del mismo modo en Eschenbach y en Chrètien la lanza del Grial está cubierta de sangre.

La sangre que derrama la lanza es semejante a la savia del Árbol de la Vida o Eje del Mundo; al ôjas de la tradición india; al "rocío" que cae del Fresno germánico y que nutre a todos los mundos, a la bebida de inmortalidad que mana del Árbol Cósmico asirio y egipcio . Es semejante al contenido del "vaso colmado" (punna-ghata) que en la tradición india acompaña al loto que de él florece; a la fuente del haoma sacro de la tradición iraní; a las cuatro corrientes que brotan a los pies del Árbol y riegan el Edén bíblico.

Se trata, en resumen, de un flujo que posee la Fuerza espiritual que da salud y se manifiesta como Poder y Ciencia en la persona augusta de quien ha llegado al Eje del Mundo, pero que devasta y destruye a quien intenta acercarse indignamente.

En el rito de coronación del rey celta, el banaïs rigi, "matrimonio del rey", la esposa, personificación de la tierra de los ancestros, Eriu -Irlanda-, se presenta sentada en un trono de cristal llevando ceñida una corona de oro. Hay ante ella un recipiente que contiene un líquido rojo, lo vierte en una copa y se lo ofrece al futuro rey, que de este modo es consagrado. No olvidemos que en el relato de Conn, la Soberanía de Irlanda tiene un gesto parecido con el héroe.

En las narraciones griálicas (que abarcan los temas pertenecientes a las anteriores sagas celtas) se expresa con claridad el vehículo en el que ha de asentarse la Potencia: la sangre, que en el adepto al Misterio es Sangre Real.

Tras el advenimiento del Cristianismo, la sangre que la lanza derrama en el mito celta se compara con la sangre del Cristo entendida como sustancia del Verbo, fundamento de la Realeza. Pero el símbolo de la lanza ensangrentada es susceptible de otra interpretación: mientras el Imperio esté enfermo o vacante, la obra de la Redención estará incompleta. Las llagas del Cristo no se cerrarán.