Thursday, November 09, 2006

LA BÚSQUEDA DE LAS LUCES EN LA NOCHE

La primera comprobación y el primer motivo de asombro es que, hasta hoy, pocas son las preguntas que se han planteado sobre estas extrañas estatuas denominadas Vírgenes Negras.
+
El turista apresurado las hallara "bellas", "pintorescas" o "curiosas", y el peregrino, "bienhechoras" o "milagrosas"...
+
Y, sin embargo, ¿acaso un poco de reflexión no hace misteriosas y perturbadoras a esas pequeñas Vírgenes Negras de madera, casi milenarias, dispersadas por toda España y Francia, y fuera de Francia hasta el mismo México? ¿Algunos artesanos de la Edad Medía representaron deliberadamente a la Madre de Dios y su Hijo con los rasgos, no ya oscuros o tostados, sino pintados de negro? ¿Como no hacerse preguntas? ¿Como no imaginarse una intención profunda de los escultores y artesanos de aquella época? ¿Como no adivinar detrás de esa intención un apasionante enigma y tratar de resolverlo?
+
Mas aun, en la Edad Medía, la mayor parte de los santuarios marianos importantes en los que tenían lugar las peregrinaciónes célebres habían sido edificados en honor de las Vírgenes Negras. Es difícil establecer una relación detallada de las estatuas que existieron en los siglos XII y XIII, pero es seguro que las más veneradas en aquella época fueron precisamente las que nos ocupan. Y ello hasta tal punto que la mayor parte de los sitios mas destacados de espiritualidad medieval en Francia albergaban una Virgen Negra, tanto si se trataba del Mont-Saint-Michel, como del Puy, de Chartres, de Rocamadour, de Sion-Vaudemont o de muchos otros lugares... No se trata, por lo tanto, de algunas raras efigies para anticuarios curiosos y eruditos, sino de objetos de culto de valor que fueron venerados por millones de hombres durante siglos. En tal caso, plantear su problema y tratar de resolverlo es en realidad abordar todo el problema del sentido del culto mariano en la Edad Medía y, aun mas, el de la fe y la espiritualidad de aquellos que, como san Bernardo, animaron los siglos de las catedrales donde reinaba y vivía un sentido de lo sagrado sin duda no igualado en la historia del cristianismo.
+
Los historiadores del arte apenas han estudíado las Vírgenes Negras porque, en el plano estético, carecen de valor artístico. Teniendo en cuenta el sentido que hemos dado a la expresión, esto es cierto para la mayor parte de ellas. No obstante, algunas son, incluso desde este punto de vista, de una factura notable, tales como las de Marsat y Orcival. Las demás, mediocres o mal ejecutadas, reflejan otro tipo de belleza, mas popular aunque no menos universal, la de las estatuas de la Isla de Pascua, o aquella contenida en la expresión de los Budas o en la artesanía sagrada de los mayas y de los brujos del Africa negra...
+
En lo que atañe a los historiadores, poco numerosos, que han abordado la cuestion, lo han hecho generalmente dentro del marco de breves monografias, la mayoría de las veces integradas en obras de caracter local consagradas a las curiosidades de una ciudad o región o al edificio que albergaba la estatua.
Para la mayor parte de ellos, la explicación es muy simple.
Aquellas estatuas no eran negras en sus orígenes. Se ennegrecieron con el paso del tiempo, por la acción de los cirios, por enterramiento o por cualquier otro agente exterior. Así, el problema queda resuelto muy pronto, Son negras las estatuas de la Virgen que han sido mal conservadas.
+
Ante estas conclusiones, se entiende lo mal comprendida que ha sido la Edad Medía desde hace siglos con la mayor seriedad y la mejor honestidad intelectual.
Cierto es que no hace aun mucho tiempo que el amplio publico cultivado ha comprendido que los Templarios eran algo muy distinto a unos eficientes guardíanes de ruta en el camino de Jerusalen, y que fue precisa la notable obra de Louis Charpentier para que comenzaramos a entrever que una catedral gotica era algo muy diferente a una gran iglesia nacida del fervor popular y de la emancipacion comunal, adornada con esculturas y bajorrelieves caracteris-ticos del "realismo divertido de la época" o de un "simbolismo primitivo".
La teoria del ennegrecimiento por la acción de los cirios es totalmente absurda, pero esta tan difundida y acreditada en el publico que voy a dedicar algún tiempo a destruir dicha afirmación.
Es exacto, y esta es una de las dificultades que el investigador encuentra en su camino, que se hallan Vírgenes oscurecidas (que, por lo demás, nunca son verdaderamente negras) que habían sido blancas en su origen. Estas, en su mayor parte ejecutadas después de la Edad Medía, fueron bronceadas o superficialmente tostadas por agentes exteriores. Abusivamente, tras una sumaria comparación con las autenticas se las califico de "negras" y, con mayor frecuencia de "tostadas" o "morenas", lo cual es mas correcto.
+
La primera ojeada demuestra que no existe nada en común entre estas últimas y las Vírgenes Negras medievales.
Ninguna acción del humo, ninguna cera, ningún enterramiento habría llegado a dar al rostro una coloración negro azabache tan uniforme mientras, paralelamente, no afectara la policromía de los hábitos de la estatua. Nuestras Vírgenes Negras tienen, igual que el Niño, el rostro pintado de negro, mientras que los vestidos, esculpidos siempre en el mismo bloque de madera, están también pintados de varios colores diferentes.
Las autenticas Vírgenes Negras tienen los rasgos pintados, y hay mucha diferencia entre el límite negruzco que podría explicarse por la acción del humo y el negro integral.
+
Cierto, se nos objetará, pero nosotros podemos suponer lo siguiente: habiéndose iniciado de algún modo el fenómeno de ennegrecimiento, y ante la imposibilidad de recuperar el color primitivo, se decidió acentuar esa coloración particular mediante una capa de pintura negra.
Reflexionemos. ¿Por que, en diferentes épocas y en lugares diferentes, tantos obispos y tantos curas habrían tomado la decisión de repintar de negro los rasgos y con frecuencia las manos de su estatua? ¿Por que semejante color en nuestro país y en Francia? Y dado que bastaba con poner color, ¿por que no utilizar simplemente el blanco y el rosa y devolverle a la estatua su aspecto primitivo?
+
¿Notre-Dame de Lourdes o Notre-Dame de Banneux sufrirían en nuestros días semejantes avatares? ¿Podemos imaginar razonablemente que de pronto fueran repintadas de negro?
¿Y como explicar que ninguna reproduccion de Jesucristo, ninguna estatua de santo celebre, haya sufrido nunca la misma suerte, y que esa desventura no les haya ocurrido más que a las estatuas de la Virgen?
+
Semejantes argumentos actúan a la manera de tranquilizantes sobre aquellos que se niegan a afrontar los misterios, calman el dolor, engañan incluso al enfermo sobre su estado real y, en todo caso, no curan nada.
Suponiendo incluso que la estatua se hubiera degradado hasta tal punto de que el único recurso fuera pintarla de negro (y nunca se pinta, recordemoslo, otra cosa que los rasgos, con ese color), es preciso imaginar, de un lado, que la imagen no habría sido objeto de ninguna clase de conservación regular y, por otro, que esta especie de abandono habría durado mucho tiempo. Surge ya la evidencia: cuanto mas descuidado fuera el culto, menos peregrinos habría y así, pues, menos cirios y posibilidades de ennegrecimiento.
+
Tomemos como ejemplo una de las efigies más conocidas, la de Notre-Dame du Puy, para la que se esgrime con frecuencia este argumento. El original fue destruido en las hogueras de la Revolución Francesa.
La estatua que se encuentra hoy en la catedral es, por tanto, una copia libre realizada en el siglo XIX. No será esta la que nos proporcione indicaciones, sino las descripciones y reproducciones del original de que disponemos en numero suficiente para hacernos una idea bastante exacta de ella. Según tales documentos, los rasgos estaban con absoluta seguridad pintados de negro tanto en el siglo XVIII como en el XVII e incluso en el XVI... En tales épocas, nadie consideraba la posibilidad de que jamás hubiera estado pintada de otro color. Por consiguiente, la primera colocación de pintura negra no habría podido efectuarse hasta mucho antes de comienzos del siglo XIV o a comienzos del XV.
+
¿De que fecha procede la estatua de Notre-Dame du Puy de la que hemos conservado algunas representaciones bastante fieles? Por diversas razones que desarrollaremos en los siguientes capítulos en este blog, parece erróneo hacerla remontar a tiempos más lejanos. Sin duda, hubo en el Puy una estatua anterior a la Virgen Negra, cuyas huellas hemos perdido. Pero todo induce a creer, especialmente el libro muy bien documentado de un erudito local, el doctor Paul Ohyier, que la estatua que nos ocupa era una majestad romana del siglo XII, o quizás del XIII.
+
Mas tarde veremos que las múltiples historias extraordinarias que atribuyen a las Vírgenes Negras un origen fabuloso y una fabricación antigua deben ser entendidas únicamente como relatos simbólicos de carácter oculto. Todos los arqueólogos se muestran unánimes en afirmar que no pudo existir una estatuaria de este tipo en Occidente antes del siglo XI lo más pronto.