Tuesday, August 14, 2007

SABIDURIA, PRUDENCIA Y ENTENDIMIENTO.

Porque yo tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me abrigaste, enfermo y me curaste, sin techo y me alojaste en tu casa. Por cuanto lo hiciste con cada uno de estos más débiles, lo hiciste conmigo, dijo Jesús.
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Dios nos da la sabiduría la prudencia y el entendimiento, y a veces optamos por decir las cosas de una manera que puede cambiar el ánimo y disposición de quienes nos escuchan.

Odenato de Tadmur, soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia mi señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad.

¡Qué insolencia! - gritó el Rey enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Rey con atención, le dijo:

¡Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porqué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien, amigo mío - respondió el Sabio - que todo depende de la forma como dices las cosas, uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. Nuestro Señor Jesucristo utilizaba las parábolas para enseñar sabiamente a sus apóstoles y seguidores.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la colocamos en una delicada envoltura y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

Un jardinero descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.

Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.

Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.

Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más fresco que nunca.

El jardinero le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste querías claveles. Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije: Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda, y heme aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín.”

Somos esto que somos. Vivimos marchitándonos por nuestras propias Insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás.

Si yo fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera... Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario.

Podemos elegir hoy, estar felices con lo que somos y con lo que tenemos o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.

Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, que somos únicos y que nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer.

Dios hizo la naturaleza perfecta, cada cosa que creó la hizo con un fin, las flores con sus diferentes colores se perfilan para agradar y embellecer. Los árboles para dar sombra y darle protección a las aves, y todo cuanto hay en la tierra fue creado con un propósito.

EL GRAN MAESTRE
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Recomiendo escuchar esta Carta a Su Santidad el Papa, por parte de cristianos de base.
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