Tuesday, September 18, 2007

CONSEJO ESPIRITUAL.-

Ante la necesidad de asegurar la formación y consejo espiritual de la Damas Caballeros del Priorato General de Argentina desde mi humilde punto de vista y ante los comienzos de esta gran gesta que estamos iniciando transcribo el presente artículo de Carlos Aldunate

LA ORACION EN GRUPOS

La experiencia de la oración Grupal ha crecido aceleradamente después del Concilio Vaticano II Estas reflexiones quieren recopilar los rasgos fundamentales de las experiencias que han movido a tantos hombres y mujeres en su andar en la búsqueda de la voluntad de Dios. Con esta riqueza queremos orientar a los que se inician, iluminar al que avanza y al que progresa.

Existe mucho material publicado sobre oración, pero poco sobre elementos específicos de la oración comunitaria. Se practica a veces el rezo compartido o comunitario. Aquí en cambio tratamos de seleccionar aquellos aspectos que han abierto nuevos rumbos en la práctica de oración comunitaria. Existe desde luego una estrecha relación entre la oración personal y comunitaria. Una refuerza la otra, y más específicamente, la vivencia comunitaria de gran importancia en los grupos.

A) SU IMPORTANCIA Y NECESIDAD

Yo estoy con ustedes todos los días (MT.28, 20)

Para que la oración en grupo sea auténtica siempre supone la oración privada. La una no sustituye a la otra, sino que se complementan y ambas son necesarias para el crecimiento espiritual.

Aquí nos tenemos que abrir a la presencia del Señor, pero al mismo tiempo también al hermano, a su plegaria, a sus sentimientos y situación y a todo lo que va pasando en el transcurso de la oración. Tengo que saber “decir amén”, a la acción de Gracias del hermano. (1 Cor. 14,16)

Por tanto, ir a orar en grupos no es ir a hacer cada uno nuestra oración, sino orar juntos, a orar con los hermanos, a ofrecer al cielo una alabanza conjunta, el clamor unánime de unos hermanos unidos en el amor y en la fe. Para que yo personalmente haga bien esta oración he de saber conjugar estas dos presencias; el Señor en medio de nosotros y la de mis hermanos: de ninguna de ellas me puedo desentender

Hoy más que nunca el Espíritu del Señor hace sentir entre los cristianos la necesidad de orar en grupo, en comunidad de escuchar juntos la palabra. Vemos como están surgiendo diversidad de grupos de oración y de reflexión Cristiana

No podemos olvidar que Jesús dio gran importancia al hecho de cuando “están dos o tres reunidos en mi nombre”. (MT. 18-20) y la mayor efusión del Espíritu en la historia se dio en esta circunstancia especial: “todos perseveraban en la oración, con el mismo espíritu” (Hech. 1, 14 ), y “al legar el día de Pentecostés estaban reunidos en un mismo lugar” (Hech.2, 1) Igualmente, cuando tras haber sido apresados y conducidos al tribunal, Pedro y Juan vuelven a los suyos y cuentan lo ocurrido, “al oírlo, todos a una elevaron su voz a Dios.. Acabada su oración, retembló el lugar donde estaban reunido, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la palabra de Dios con valentía” (Hech. 4,23-31).

Si permanecemos encerrados en el individualismo, sin darnos cuenta entramos más fácilmente en el camino de la rutina y conformismo, y difícilmente nos renovamos.

Por otra parte, muchos sienten que no le basta la participación en la oración litúrgica en la que echa de menos la espontaneidad, apertura y facilidad para la comunicación e intercambio espiritual. Para esto se busca orar en grupo, con un estilo no tan formal, pero si con un clima mas familiar.

B) ACTITUDES EVANGELICAS NECESARIAS

Vete primero a reconciliarte con tu hermano (MT. 5,24)

Cuando oramos juntos, cualquier cosa que hagamos o digamos, hemos de procurar “que todo sea para edificación de la asamblea”. Tanta importancia da a esto San Pablo, que lo repite cinco veces en el capítulo 12 de 1 Corintios.

Y para esto lo primero que se requiere es la Reconciliación de unos con otros, de lo contrario será imposible orar juntos. Con La reconciliación y el perdón mutuo empiezan cayendo muchas cadenas podemos aceptarnos tales como somos, con nuestras enfermedades y pecados comunes.

C) OBJETIVOS A CONSEGUIR

Allí estoy yo en medio de ellos (MT. 18, 20)

En la oración en grupo hallamos varias oportunidades que no podemos despreciar:

1) Por el sentido profundo a que se llega a la presencia del Señor en medio de los que se reúnen, se vive una forma peculiar de gozo, fortaleza y aliento espiritual y en cualquier crisis o dificultad en que nos hallemos siempre nos reanimará aun más la oración individual.

Parece que experimentamos aun más la misericordia del Señor y salimos renovados por la forma como el Señor nos ha hablado y ha actuado a través de los hermanos.

2) Nos compromete como hermanos en el servicio y en el amo; en muchas situaciones no podemos llegar a perdonarnos y amarnos si no oramos juntos.

Cuando descartamos esta forma de oración porque llevemos una vida intensa de oración individual, corremos el riesgo de ir a buscarnos a nosotros mismos en nuestra oración, olvidando que la calidad de nuestra oración, Ha de tener su manifestación en la relación con el prójimo.

3) Crea mas fácilmente “un mismo Espíritu” (Hech. 2, 46; 5, 12), “Un solo corazón y una sola alma” (Hech. 4, 32).

Especial importancia tiene en las comunidades de vida consagrada, en los grupos de trabajo, en los equipos de evangelización y de acción apostólico, en los encuentros ecuménicos. Hay comunidades en las que se ora juntos pero la oración no es más que una suma de monólogos y no hay verdadero nosotros. Así no es posible vivir “de una manera digna la festividad con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros con amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz” (Ef. 4, 1-3).

La renovación en el Espíritu lleva a crear comunión, no solo entre hermanos de la misma comunidad, sino de otras comunidades, iglesias, grupos de espiritualidad distinta, trabajando para llegar a ser “todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos” (Flp. 2, 2).

4) Es así como en los que oran juntos, se manifiesta “un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno parte, los unos miembros de otros” (Rom.12, 5). Nuestra preocupación y actividad común no puede ser otra que ésta: formar el cuerpo de Cristo.

5) Allí donde se realiza el cuerpo de Cristo también se manifiestan los diferentes dones del Espíritu “para la edificación de la Asamblea” (1 Cor. 12, 12). Lo mismo que cuando los primeros Cristianos se reunían y cada uno solía “tener un Salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lenguas un interpretación” (1 Cor. 12, 26), así también hoy en la oración de grupo, siempre tendrá su lugar privilegiado la percepción íntima de la Palabra, la revelación, la fe profunda, la exhortación, la consolación, la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, la profecía, la enseñanza, la curación, la oración en lenguas, etc.

Consejos Para la oración en común

Que nadie tengan otra deuda que la del mutuo amor ( Rom. 13, 8)

Para comenzar: recogerse, abrirse en silencio al misterio de la presencia de Jesús”entre nosotros” (Lc.17,21)