Monday, September 24, 2007

JUEGOS DEL GENOCIDIO 2008.-

El barón de Coubertin imaginó los Juegos Olímpicos como un acontecimiento de hermanamiento, solidaridad y amistad entre todos los países del mundo, a través del deporte. Este ideal de confraternidad es lo que se conoce comúnmente con el nombre de "espíritu olímpico" y es la razón que convierte esta cita deportiva en un evento de extraordinaria relevancia en todo el mundo. Pero en el año 2.008, este espíritu está muerto…

Después de años de estériles esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución al conflicto armado de Darfur, los analistas han señalado que si la situación de violencia e impunidad ha continuado hasta nuestros días, ha sido precisamente por el papel de China, nación que sigue aplicando su pragmática política de establecer lazos diplomáticos y comerciales sin preguntar por los Derechos Humanos, como ha sucedido en Tibet en el pasado, y hoy en día.

Actualmente, 70% de las exportaciones de petróleo sudanés van a China (y suponen el 10% del petróleo que entra en China) y su economía está creciendo gracias al apoyo de esta superpotencia, que provee suministros y armas al gobierno de Jartum.

La apática postura de China dentro del Consejo de Seguridad ha sido el mejor garante para que el gobierno de Jartum siga con su apoyo a las milicias yanyawiid (“demonios a caballo”), y continúe el “genocidio”. Los 400.000 muertos y los dos millones de desplazados que nos muestran las estadísticas no han hecho que Pekín mueva un ápice su postura.
En las últimas semanas, parece que se le quiere dar un apretón de tuerca más a la presión internacional para que se cambien las tornas de la mediación diplomática y para que China definitivamente rompa su actitud de no intervención. Si hay un elemento que en China es sensitivo es la organización de los Juegos Olímpicos. Para el inmenso país asiático, va a ser una ocasión única de demostrar su poderío económico, tecnológico y comercial.
Al mismo tiempo, se quiere mostrar la apertura del país y la “normalidad” de la situación de Derechos Humanos. Cualquier movimiento que amenace el éxito de los Juegos Olímpicos será potencialmente una prioridad para el gobierno de Pekín.
En los pasados meses, Eric Reeves, uno de los más críticos observadores políticos y buen conocedor de la situación de Sudán, lanzó una idea que entonces parecía verdaderamente quijotesca: Nombrar a los Juegos Olímpicos del 2008 los “Juegos del Genocidio” para conmemorar que China no ha hecho nada para evitar los miles de muertes y las innumerables violaciones de los Derechos Humanos que han tenido lugar en Darfur.
Creo son comparables los Juegos del 2008 con los de 1936 en Berlín, organizados por el gobierno nazi de Adolf Hitler y con la sombra de haber sido organizados al mismo tiempo que una masiva represión contra el colectivo judío y otras minorías tenía lugar ante los ojos del mundo. El pasado está para aprender de Él, analizar y aplicarlo en este presente que nos ha tocado vivir. De que vale una falsa hipocresía, galardonando con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a Yad Vashem, y recordar en nuestro corazón los miles de judíos asesinados, si nos olvidamos de Rwanda, Darfur, etc, etc, ¿O en este siglo XXI, aún hay prejuicios de Raza?, la Orden Bonaria, está intentando a nivel diplomático que los pueblos africanos más sensibles sean autónomos, independientes en su razón y en su defensa, y no dependan de NOSOTROS, los países desarrollados, que hemos perdido la conciencia en beneficio del pan y el circo, que somos unos meros números en una globalización esclavista, y que HEMOS PERDIDO EL ALMA Y LOS SENTIMIENTOS.

Esta iniciativa no pretender boicotear los Juegos, sino avergonzar al gobierno chino y obligarlo a que ceda en su política de complicidad delictiva y terrorista. Si Darfur se convierte en parte de las noticias y las crónicas que van a salir de China durante los juegos, entonces la atención se desviará de lo deportivo para centrarse en lo político y la actitud del gobierno ante Sudán. Los iniciadores de la propuesta sabemos que ningún país va a apoyar un boicot al gigante asiático… por lo cual se espera que la campaña sea movida por particulares, empresas, movimientos sociales y otros colectivos cívicos.

Por si fuera poca hipocresía, hagamos uso del lema de los Juegos (“Un mundo, un sueño”) para lanzar mensajes sobre la contradicción que supone organizar unos Juegos Olímpicos con este espíritu reconciliador y la tragedia que está teniendo lugar en Darfur con el beneplácito de aquellos que promueven la paz y la fraternidad olímpicas.
En los Estados Unidos, parece ser que algunas iniciativas están secundando esta campaña, incluso se venden pulseras verdes que representan el apoyo a Sudán. En los últimos días, otros prominentes personajes de la vida pública han apoyado esta iniciativa. La actriz Mia Farrow, embajador de la organización UNICEF, se ha sumado a la propuesta después de haber visitado la región. En una carta escrita al Wall Street Journal, acusó a Pekín de promover el genocidio e hizo un llamamiento para que las personas solidarias con este problema se movilizasen.
Al mismo tiempo pidió que tanto Steven Spielberg como empresas patrocinadoras del COI (Coca Cola, Jonson & Jonson, General Electric y Mc Donalds) se retiraran del mismo. La iniciativa ha tenido también el apoyo de uno de los candidatos a la presidencia francesa, François Bayrou, lo cual está dando a la iniciativa una proyección internacional que le va a dar muchos quebraderos de cabeza tanto a los organizadores de los Juegos como al gobierno chino.

La postura de China es crucial, pues es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y, como tal, tiene la facultad de vetar sus resoluciones. Beijing habría presionado a Jartum para aceptar el despliegue de la fuerza de paz.

Tras meses de negociaciones, Sudán aceptó el contingente conjunto pero objetó la propuesta de las potencias occidentales de recurrir al capítulo 7 de la carta de la ONU.

Ese capítulo autoriza a los contingentes internacionales a cargo de mantener la paz a recurrir a la fuerza sin tener en cuenta la opinión del país donde se desplegaría.

China, aliado y protector diplomático de Sudán, respaldó el pedido del régimen islamista de mantener cierto control sobre la fuerza conjunta.

La resolución de conflictos sin enfrentamiento y la no interferencia en los asuntos internos de las naciones son principios de la política exterior china. Beijing es consciente de las consecuencias de su respaldo a Jartum.

Ante la amenaza de Spielberg, el enviado especial de China a Darfur, Liu Guijin, pidió paciencia el viernes, en declaraciones a la prensa estatal, y advirtió que la coacción y el enfrentamiento "no conducirán a ningún lado".

Liu fue nombrado en mayo en lo que pareció una respuesta a los cuestionamientos internacionales de la inoperancia del régimen frente a la violencia de Darfur.

El funcionario enfatizó que el conflicto es una prioridad diplomática para China, pero no su responsabilidad.

"No es el Darfur de China: es el Darfur de Sudán y, en segundo término, el Darfur de África", subrayó Liu.

China atribuyó el conflicto a la pobreza, y sostuvo que sus inversiones son la única forma viable de acabar con la violencia.

Este país compra dos tercios de las exportaciones sudanesas de crudo y financia varios proyectos de infraestructura, incluidos un oleoducto y una central hidroeléctrica.

Beijing cuestionó a principios de año a organizaciones defensoras de derechos humanos según las cuales aislar a Jartum es la única forma de detener a las milicias árabes, consideradas responsables de violaciones y asesinatos masivos.

"Las inversiones y la asistencia chinas contribuirán, en el largo plazo, a resolver el problema de Darfur", declaró en mayo Li Ruogu, presidente del estatal Banco de Comercio Exterior de China, a cargo de la mayoría de los préstamos para proyectos en el extranjero.

China rechazó que se vinculara la violencia en Darfur con la organización de los Juegos Olímpicos del año próximo, en lo que consideró una muestra de la mentalidad de la Guerra Fría.

Al defender el respaldo chino a Jartum, Liu remarcó que el estilo de diplomacia de su país consiste en evitar la política de mano dura, con un enfoque respetuoso y sutil.

"China insiste en utilizar la influencia sin interferir. Sabemos que el respeto entre todas las partes es importante para alcanzar una solución adecuada", declaró Liu al gubernamental Diario de China.

También el enviado especial de Estados Unidos a Sudán, Andrew Natsios, defendió la diplomacia silenciosa y cautelosa de China.

El funcionario admitió en abril que la diplomacia china podría haber sido el "factor crítico" que convenció a Jartum de aceptar el despliegue de la fuerza de paz de la UA en Darfur, de 7.000 efectivos.

Pero activistas siguen sosteniendo que este país puede hacer mucho más para terminar con la violencia.

Spielberg escribió una carta en mayo al presidente chino, Hu Jintao, implorándole que hiciera algo por Darfur.

El director aseguró estar considerando "todas las opciones", hasta renunciar a su cargo en la preparación de los Juegos Olímpicos.

Su decisión depende de un esperado comunicado de Beijing acerca de su política en Darfur, declaró la semana pasada el portavoz de Spielberg, Andy Spahn, a la cadena de televisión estadounidense ABC News.

Un grupo de 108 legisladores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos también envió una carta al gobierno chino, en la que le advierte del peligro que corren los Juegos Olímpicos si el país asiático no cambia su política hacia Sudán.