Wednesday, October 24, 2007

El Arca de la Alianza I PARTE.-

El Arca de la Alianza fue construida con madera rectangular espolvoreada con acacia de oro.
En cada extremo se alzaban dos querubines. Las alas de aquellos seres mágicos se tocaban para formar el trono de Dios.
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En el interior del Arca se guardaban las dos tablas de piedra con los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios, maná en un jarrón de oro, la vara florecida de Aarón y un libro de la ley.
El Arca de la Alianza simbolizaba la presencia de Dios. Poseía también el carácter de talismán en la batalla, como en la conquista de Jericó.
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Era muy potente y debía ser envuelta en velos antes que la levantaran. Sólo el sumo sacerdote podía acercarse al Arca misteriosa y resplandeciente, y únicamente una vez al año, en el día de la expiación.
Se dice que era tan sagrada el Arca que el sólo tocarla ocasionaba la muerte inmediata.
Luego de que los hebreos se establecieron en Canán, el arca permaneció en el tabernáculo en Silio. Luego estuvo en el Templo de Salomón. Y luego desapareció.
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Hoy es una reliquia religiosa desaparecida, lo que mantiene vivo el interés por su misterio tanto entre estudios de la Biblia como entre arqueólogos que desean hallarla para demostrar definitivamente su existencia histórica.
En épocas antiguas, era costumbre entre los seminómadas que vagaban por la creciente fértil, conservar dentro de arcones documentos importantes para la comunidad; ya sean títulos de propiedades o ídolos familiares conocidos como "terafines".
Existen referencias, que otros pueblos como los fenicios, arameos, acadios, árabes y egipcios usaban estas arcas con fines domésticos o comunitarios.
La originalidad del arca de los hebreos, radicaba en que contenía evidencia de los hechos de redención de Dios. Era un memorial que hacía de archivo sagrado para la conservación de artículos que servían de recordatorio o testimonio, los diez mandamientos.
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Esto la convertía en un artefacto religioso, ya que era un emblema del culto primitivo; un símbolo de la soberanía y de la presencia divina.
Según el libro de Exodo, Moisés mandó construir el Arca por orden expresa de Dios, quien le dio el diseño por revelación divina.
Esta fuente, nos habla del Arca como un cofre de madera de acacia de forma rectangular. Estaba revestido con láminas de oro puro por dentro y por fuera, con dos aros a ambos lados. Estos aros servían para su transportación, por medio de preciosos varales labrados, para que ningún hombre pudiera siguiera tocarla.
El propiciatorio o plancha superior, funcionaba como tapa para sellar la caja, siendo su pieza principal. Realizada totalmente de oro puro y macizo. Este metal precioso fue usado como símbolo de incorruptibilidad.
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Tenía además, un artístico borde del mismo material en forma de guirnalda. Sobre la cubierta, Dios mandó que se labraran a martillo la figura de dos querubines. Estos estaban arrodillados con los rostros vueltos hacia la tierra.
Sus alas estaban extendidas, una en dirección a la otra.
Tal vez su nombre se derive de la misma raíz de inclinarse penitentemente ante la mismísima presencia de Dios,"aquel que nadie puede siquiera verlo y sin embargo seguir viviendo" Exodo 33:20.
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Los asirios hacían representaciones de criaturas aladas, especialmente de toros o leones. Las encontramos entre los egipcios y también entre los hititas.
El trono del rey de Hirán en Biblos estaba soportado por dos criaturas de rostro humano, cuerpo de león y grandes alas. Pero en realidad, nada se sabe del formato de los Querubines tallados en el arca.
El historiador Josefo nos dice: "...y tenía dos figuras que los hebreos llamaban Querubines; y que son criaturas aladas, pero en su forma nada parecida a ninguno de los seres contemplados por los hombres, y que Moisés asegura haber visto en el trono de Dios".
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Después que los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia, levantaron un segundo templo bajo el mando del gobernador Zorobabel. Para entonces el Arca ya no estaba. Parte del mobiliario fue repuesto, fueron modelados nuevos candelabros de siete trazos, conocidos como los Menorah.
Según el profeta Zacarías simbolizaban "los siete ojos de Dios" Zacarías 4:10. La opinión de Josefo y de Filón, era que representaban los siete días de la creación.Uno de ellos, aparece grabado en la parte superior del Arco de Tito, que conmemora la destrucción de Jerusalén en el año 70 dc. Al pie del Menorah, se puede hacer una observación interesante.
Allí se estampan dos figuras híbridas enfrentadas, parecen que son leviatanes o serpientes mitológicas hebreas. Según se pensaba eran mensajeros de Dios, cuya efigie coronaban el Arca de la Alianza.
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Otra tradición talmúdica, cuenta que se prohibió las representaciones de dicha iconografía por considerarlas idolátricas. Desde los más antiguos documentos del Pentateuco, hasta la extensa literatura judaica de los primeros siglos; siempre se le atribuyó carácter sagrado conmemorativo a las sitios donde Dios se manifestó. Esto se conoce como teofanía. Dichas fuentes nos hablan que, cerca de las colinas de Judá, en un lugar llamado Betel, el patriarca Jacob soñó con una escalera que llegaba a los cielos.
Multitudes de ángeles transitaban por ella. Por la mañana, Jacob levantó un altar de piedra como monumento de que allí se le apareció Dios. Según el Midras, el patriarca pintó la piedra con polvo y Dios la hundió tan profundamente en la tierra que llego a ser el ombligo del mundo.
El mismo relato cuenta que ésta fue el fundamento del posterior templo de Salomón.
Bet-El (en Hebreo: Casa de Dios), ya había sido un santuario cananeo mucho antes de la época patriarcal. Pero esta roca no era una "asera" o símbolo fálico, propio de la actividad ritual a los Baales, sino que, los hebreos consideraron estos sitios como testimonio de la epifanía divina.
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En Sinaí, luego que Dios le entregara el Decálogo a Moisés, se efectuó "El ritual de la Alianza". Este fue el paso previo a la construcción del Tabernáculo y que los objetos sagrados, entre ellos el Arca.
Una vez que la ley fue puesta por escrito y leída, el pueblo replicó al unísono: "Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos á hacerlo" Exodo 24:3—8). A partir de allí entra en vigor la Alianza.
Ahora su sociedad se manifestaba en ella, esta se mantendría mientras fueran cumplidas todas las estipulaciones divinas. En otras palabras, Israel aceptó el dominio de su Dios- Rey. Acto seguido se levantó un santuario provisional, con un altar central y doce columnas simbólicas, representando cada una de las tribus de Israel.
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Dicha piedra, cumplía el papel que luego pasó a desempeñar el Arca, ya que sobre ella se derramó la sangre de un sacrificio expiatorio. Cuando el cofre de Dios llegó a construirse, un mes después, la ley fue colocada en sus entrañas.
Constituyó un símbolo oficial de su gobernación visible y guardiana del estatuto divino. Jehová no estaba un el Arca, su teofanía se trasladó desde la cumbre del Sinai hasta posarse en forma de nube sobre ella. Una luz celestial brillaba constantemente sobre las imágenes querúbicas penitentes, como si el mismo dios estuviera montado sobre ellos; siendo el escabel de su trono. De día como columna serpenteante de humo y de noche como estela llameante.
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En vísperas de la II Guerra Mundial, los alemanes emprendieron la búsqueda de Arca. Para ello realizaron diversas expediciones arqueológicas en Oriente Medio. La idea de Hitler, era valerse de ella como un artefacto mágico, un amuleto para obtener poderes paranormales.
Lo cierto es que no era un talismán, su sola presencia no garantizaba la obtención de los resultados pretendidos. El siguiente ejemplo del libro bíblico de Josué lo expone.
Después que el poder de Dios emanado mediante el arca derribó los muros de Jericó, su próximo objetivo militar fue la ciudad de Hai. Para su sorpresa, ahora sufrieron una aplastante derrota.
Con relación a Jericó, Jehová prohibió tomar botín. Sin embargo, un soldado de Israel robó parte del despojo y lo escondió bajo su tienda. Sólo cuando el ladrón fue descubierto y ejecutado, recién ahí, el ejército pudo reducir al próximo emplazamiento.
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En otra ocasión, el Arca fue capturada por los filisteos durante un enfrentamiento. Este pueblo tenía por costumbre sacar los ídolos al campo de batalla. Por lo tanto el Arca, para ellos, sería algo más que un trofeo, hablamos de una especie de talismán que por el solo hecho de poseerla les daría mágicamente la victoria.
Los filisteos la depositaron en el templo de Dagón, divinidad mitad hombre y mitad pez. Cada mañana cuando los sacerdotes entraban al recinto, encontraban al icono del dios caído boca abajo; como inclinado delante de aquel símbolo del trono de Dios.
Según Josefo, los secuestradores fueron plagados con todo tipo de pestes y la gente moría de disentería. Tal fue el terror, que decidieron devolverla de inmediato. Según la ley mosaica, sólo el Sumo Sacerdote podía mirar el Arca, y solamente levitas designados podían transportarla.
Cuando los israelitas fueron a recuperarla esto no se tuvo en cuenta. Fue entonces, que la incontemplable Arca de Dios, emitiendo un tremendo poder sobrenatural, fulminó un buen número de ellos.
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El poder que emanaba de ella no provenía de esotéricas fuerzas sino de Dios y este sólo actuaba a favor de los que obedecían su ley.
La historia bíblica nos relata que luego de estos acontecimientos, reposó en el Templo de Salomón hasta su posterior desaparición.
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El destino del Arca de la Alianza, representa uno de los grandes misterios de la historia y la arqueología. Nadie sabe cuándo, ni en qué circunstancias desapareció. La ultima referencia que dan las fuentes bíblicas nos llevan al año 642 aC., durante el reinado de Josías de Judá.
Ni en los anales testamentarios, ni en los registros de Nabucodonosor II, existe mención alguna que haya sido llevada a Babilonia después de la destrucción de Jerusalén. Tampoco que haya sido traída del exilio y colocada en el segundo templo o reemplazada por otra. Por mucho tiempo se pensó que el faraón Sisaq (conocido en los textos egipcios como Sesonq I y fundador de la dinastía libia era una posible respuesta. )