Friday, October 26, 2007

EL ARCA DE LA ALIANZA-II PARTE

En el año 8 ac. invadió Judá con una poderosa fuerza militar, capturó varias ciudades fortificadas y luego dirigió su atención hacia Jerusalén. Crónicas 12:1-12, dice que Egipto desposó a la ciudad santa de sus tesoros, lo que supone que Sisaq profanó el Templo.
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Esto ha llevado a los investigadores a pensar que el Arca fue trasladada a lo que fue la antigua Libia, donde actualmente se encontraría sepultada. Pero dicha suposición desconoce un elemento fundamental, que existe una mención de ella trescientos años después en Cro 34:8-35:19.
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La posibilidad que actualmente se está considerando, es que esté enterrada bajo el monte Moria. Lamentablemente las excavaciones en el lugar son prácticamente imposibles, debido a que allí se levanta un lugar sagrado para los musulmanes, la cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, construida a principios del siglo VII dc.
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Otro lugar donde se dice que es posible que esté el Arca es en Etiopía. En la antigüedad funcionaba el gran reino de Meroe. La línea real sólo era por vía materna y data del siglo VIl aC., pero según la leyenda, el fundador de esa dinastía fue el mítico hijo de Salomón y la reina de Saba.
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De ahí que la fe de muchos atestigüe que Etiopía es el actual depositario del cofre sagrado, aunque sus antiguos habitantes no adoraban a Yahvé, sino a Amon e Isis. Pero más allá de estas especulaciones, una cosa es cierta, el Arca sigue perdida y las causas todavía son un misterio.
Pero dejando de lado el punto de vista de la ciencia, vamos a tratar de develar otro de los enigmas que la cubren; aquellos que sólo pueden ser vistos a la luz de la simbología.
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La totalidad de sus partes, contenían una altísima densidad simbólica. Sombra del trono de Dios, el Arca era su estrado. Jehová sentado sobre los querubines en medio del campamento del antiguo Israel, gobernaba y emitía su legislación, la Alianza.
Como elemento santo, fue el más completo tipo de salvación ante la condición de muerte que padece la humanidad. En ella se conjugaba un mensaje ambivalente. Era como si estos espíritus que coronaban el cofre tuvieran la facultad de dar muerte al pecador en cumplimiento de la sentencia divina, como de permitir el acceso a la vida.
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Según el mito de origen, el jardín de Edén era como un tabernáculo natural; contenía la provisión de vida eterna, representada en el Arbol sagrado. Cuando la primera pareja quebranto la ley de Dios fueron exiliados del Jardín y condenados a muerte.
Querubines ardientes, con una espada de fuego, flanqueaban la entrada. Custodiando cl camino al Árbol de la Vida. Esto nos retrotrae a varios mitos en los que se hallan motivos de monstruos o grifos vigilando y montando guardia frente a un árbol de la inmortalidad.
El desafío es vencer a los custodios. Hércules, para apoderarse de las manzanas de oro, debió reducir al dragón. No desde la lucha heroica, ni desde la magia, sino desde la súplica y comprensión, Abel debe conquistar el beneplácito de Dios. Debe comprar el acceso con su propia sangre o vida.
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Para que ello no ocurra ofrece un valor equivalente, la sangre de un toro sacrificado. Sólo pagando el precio se obtiene el pasaje al árbol deseado. Si bien Jehová aceptó dicho acto consumiendo la ofrenda con una aterradora llamarada que provenía desde la espada, el hecho de que Abel no obtuviera el paso demostraba que el sacrificio o pago no era suficiente.
La madera con la que estaba construida el Arca, tiene su correspondencia en el Árbol de la Vida del que habla el mito.
El propiciatorio, al puente de entrada de Edén, lo que separaba lo divino de lo profano. Durante el día de la expiación, el Sumo Sacerdote en representación del pueblo, rociaba la sangre de un toro delante del Arca.
Una vez del lado oriental y otra del lado occidental de la cubierta, en símbolo de muerte y resurrección. Se pagaba con sangre animal por la vida que le correspondía dar a Israel. En cambio por el rescate se obtenía perdón por el lapso de un año.
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El ritual fue reinterpretado en la literatura apocalíptica temprana. Ahora la madera del Arca tenía una nueva correspondencia a escala mayor, al madero de Cristo y su sacrificio, dado a cambio no sólo por los pecado de un pueblo sino abarcando a toda la humanidad.
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El Arca no estaría en medio de Israel para siempre, su destino y significación aún encierran muchos enigmas de orden histórico y religioso.
El oráculo de Jeremías había predicho que llegaría un tiempo en el que y no habitaría en un templo terrestre Jer. 3:16,17. Una vez cumplida s función típica, sería una sombra que se proyectaría en una verdadera realidad.
En una visión, Juan, el apóstol, contempla la Jerusalén Celestial y el verdadero templo de cristal. Sobre un trono relumbrante la difusa figura como de un hombre, era la mismísima persona de Yahvé. En medio de densas nubes se epifanizó el Arca: " Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el Arca de la Alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos y truenos". Apocalipsis ll:19.
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Nueva Biblia de Jerusalén.
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Para la interpretación cristiana, su paradero era evidente. Dios mismo la hizo desaparecer para transferirla a esferas celestes. Más allá de la historia de Israel y de la teología cristiana, herméticos secretos rodearon a esta fabulosa arca de factura humana pero de diseño divino.
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¿ENCONTRARON LOS TEMPLARIOS EL ARCA DE LA ALIANZA QUE YAVHÉ ORDENÓ CONSTRUIR A MOISÉS EN EL MONTE SINAÍ, Y QUE, SEGÚN LA TRADICIÓN, SE GUARDABA EN LOS SÓTANOS DEL TEMPLO DE SALOMÓN EN JERUSALÉN? ...