Tuesday, October 25, 2005

LAS MANZANAS.-


La denominación de Avalón señala a la isla hiperbórea como "sede de las manzanas": en címrico afel es "manzana" y en antiguo nórdico apaldr es el "manzano". La manzana es fruta de conocimiento y poder. Se ha hablado de la manzana que la mujer hechizada de la Isla de los Bienaventurados, en Condle, come por un mes entero sin que la fruta se agote. La manzana es, pues, el alimento maravilloso del otro Mundo. Las manzanas de Avalón no sólo proporcionan comida inagotable sino que también curan enfermedad y dolor. El dios Lug dio a los tres hijos de Tuireann tres de estas manzanas.

El mago Merlín enseñaba, según la tradición, sentado bajo un manzano. En la Vita Merlini de Gofredo de Monmouth, a la Insula Pomorum se le llama Afortunada (quae fortunata vocatur). Merlín profetiza que la Isla de las Manzanas será sede de una nueva Edad de Oro (hacia el 908). Siempre en la Vita Merlini, Merlín, trastornado de dolor por la muerte de tres hermanos caídos en combate, se retira a los bosques de Caledonia, descrita como un nemus druídico por la presencia de avellanos, robles y manzanos. "Roboris annosi silva stat quercus in ista" (v. 1270) "en esta selva hay un roble de vieja corteza robusta"; "poma ferentes hic steterant mali" (vv. 90-91): "aquí había manzanos llenos de frutos".

Un poema galés del siglo XII llevaba por título Afallenau, "Los manzanos" y se atribuía a Merlín. Ahí se lee: "dulce manzano, árbol de savia escarlata, que creces oculto en los bosques de Caledonia".

En el relato titulado Echtra Condla Chaim, del siglo VIII, se lee que Echtra, hijo del rey Conn, recibe en la colina de Uisnech, ombligo de Irlanda, la visita de una mujer que vestía de una manera muy extraña y que venía de Tir na m'beo, el País de los Vivientes donde la vida y la alegría son eternas. Esta región es conocida también como aes síde, término que se refiere al mundo en el que viven los ancestros y las entidades espirituales no humanas. El príncipe Echtra está en compañía de su padre, pero la mujer-hada es visible sólo a él y lo invita a seguirla a su tierra. El rey Conn oye la invitación que la mujer había hecho a su hijo para que la siguiera a Mag Mell, los "Campos Felices" donde reina el rey Buadach, el "Victorioso". Conn intuye el peligro de tal empresa y le pide a un druida que intervenga para alejar a la mujer-hada. Ésta se ve forzada a ceder pero, antes de desaparecer, le lanza una manzana a Echtra, que comerá de ella por un mes sin necesidad de comida o bebida. Y sin que la fruta se agote: se trata de una de las manzanas de Avalón.

Entonces, un invencible deseo de aventuras y de lugares lejanos embarga a Echtra.

El príncipe recibe una segunda visita de la hada en Mag Achrommin y ella lo invita a seguirla. Echtra da un salto a su barca de cristal y enrumba hacia la tierra que nadie conoce.

He aquí el caso extraordinario de un mortal que pasa al mundo de la aes síde por "llamado directo". En la tradición celta existía también una forma considerada "normal" que era la que practicaban los fili (los "videntes") y los druidas para alcanzar el estado de conciencia simbolizado por Avallon/Afallon.

Con el advenimiento del cristianismo, dioses y héroes que un tiempo habitaban en cielo y mar, en montes y colinas, en ríos y manantiales, acaban formando un solo pueblo con sus ancestros: los muertos enterrados en los túmulos. Síd significa "túmulo" y aes síde es un mundo paralelo al de los hombres con muchas "puertas". Un mundo en el que el tiempo es distinto al tiempo de este mundo. Un día equivale a cien años de la tierra de los hombres; es por eso que algunos héroes que habían logrado regresar de aes síde acabaron convertidos en polvo, como sucedió con Loegaïre y Oïsin.

En la mitología nórdica, la diosa Idhunn custodia las manzanas mágicas que a los dioses brindan juventud eterna. Idhunn, como su mismo nombre indica, afín etimológicamente al latín iterum-iterare, es la diosa de la continua renovación, dadora de eterna juventud cuyo vehículo son las manzanas sagradas que cuida. Cuando, mediante el engaño, Loki, que personifica el principio del mal, consigue que los gigantes le roben las manzanas a Idhunn, los dioses entran en decadencia hasta que las manzanas hayan de recuperarse .

Notemos de paso que la tradición iconográfica cristiana identificó muchas veces con las manzanas los frutos del Árbol del Conocimiento. Comiendo el fruto del árbol, el hombre provoca en sí una ceguera, un debilitamiento de la naturaleza superior, y es expulsado del Centro Primordial. El héroe que vuelve a la Isla Blanca, al conquistar las manzanas que allí se guardan, restaura triunfalmente el estado primordial. Ésta es una consideración digna de reflexión en la perspectiva de la espiritualidad caballeresca que estamos abordando.